sábado, 29 de junio de 2013

No te equivoques

"No sé cómo lo has hecho, pero me has devuelto la vida" 

Escuché esta frase en una película y no pude evitar pensar en ti. En cómo me hiciste volver a sonreir, tú y tus dientes manchados del chocolate de tu helado. Tú y tus calcetines puestos del revés.

Recuerdo cuando me culpaba por vivir el amor de manera apasionada, si esque hay otra manera de vivirlo.
Pero tú conoces bien esa tristeza poderosa que no me dejaba amar, y que al mismo tiempo me enamoró. Me hizo comprender que da igual si mis sentimientos son buenos o malos mientras sean grandes y fuertes.

Me niego a vivir sintiendo ese vacío mortal que pasé tiempo atrás, cuando esta tristeza se fue.

Entonces surgió ese miedo terrible a no volver a enamorarme. Qué haría sin sentir la potencia del amor, la grandeza de la tristeza que sólo el amor provoca.

Cuando te conocí, y me refiero a esa segunda vez en la que te conocí de verdad, contínuaba sintiendo ese miedo, no me veía capáz de enamorarme de tí aunque me hice la valiente.
Ya había fracasado bastantes veces, aguantaría, me daría otra oportunidad.

Benditas segundas oportunidades.

Resurgiste. De nuevo volví a conocerte por tercera vez, y por cuarta, y por quinta vez y así todos los días.
Cada día me sorprendía un tú diferente capáz de vaciarme de vacío



Lo has conseguido.
Los más grandes. Los más fuertes.
He vuelto a sentirlos, como nunca antes.