jueves, 27 de enero de 2022

Cuánto me alegra poder decir que hoy vuelvo a escribir desde otro punto lejano al abismo que conocimos. Vengo aquí habiendo aprendido de los errores del pasado, después de haber caminado sobre ellos como si fueran enemigos. Ahora me enfrento a una realidad más fea, más mundana, y aún así, más feliz que nunca.

Voy a decir abiertamente que creo en el amor verdadero. 

He pasado media vida temiendo esa palabra, incluso me avergonzaba decir "te amo". No porque no fuera cierto, para nada era por eso. Pero era un concepto que me hacía sentir frágil. 

Acababa de cumplir 16 años cuando entraste en mi vida de una forma un poquito extraña y especial. Era una situación complicada desde todos los puntos de vista posibles, pero eso no te echó para atrás. 

Empezamos a conocernos mejor, creo que nunca había hablado tanto con nadie. No podíamos parar de hacernos preguntas, queríamos saberlo todo el uno del otro. Cada una de tus palabras me acercaba más a ti. Nunca he conocido a nadie con ese corazón de niño, tan puro y real, como si no conocieras el mal en el mundo. 

No podía ser de otra manera, me enamoré de tí.

Pero fueron pasando los años y aparecían los problemas. Claro, éramos dos niños que no sabían lo que hacían. Nadie apostaba por nosotros, éramos demasiado jóvenes, creían que nos estábamos perdiendo la vida. Y a veces así lo creímos.

Los años siguieron pasando. Nada había podido romper lo que teníamos. Ya no éramos niños.

No quiero que me vendan otro tipo de amor. Quiero lo que tengo. Quiero saber que te conozco y que no te conozco a la vez. Que sigas escondiendo tu corazón de niño bajo tu disfraz de hombre. Quiero revivir y revivir la frustración constante de no encontrar las palabras que puedan describir el amor tan intenso y grande que más de diez años después sigo construyendo contigo. Seguir descubriendo la inmensidad de tu persona cada día y admirarla. Sentirme así de querida y cuidada, y en paz con el mundo, aunque este nos trate mal. Encontrar en tí el hogar que nunca quieres dejar. Y si la reencarnación existe, pido por favor volver a encontrarme contigo en todas las vidas que pueda vivir.

jueves, 25 de marzo de 2021

Debo admitir que esto me encanta.

Vuelvo aquí  cuando me siento nostálgica. Es como ese hogar calentito y acogedor donde te sientes seguro. Aunque nunca sepa cómo va a recibirme.

En este lugar existen vacíos legales en lo que a sentimientos se refiere, y normalmente me encuentro sorprendiéndome a mí misma. Bien sea con mis palabras o con las tuyas. Y es de justicia reconocer, que me produce una extraña satisfacción llevar años sin saber si estás escribiendo sobre mí, así como espero que te estés volviendo loco por no saber si mis palabras hablan de tí.

Hoy únicamente me atormentaba una idea.

El cómo odiaba tantas cosas que hoy, cuando suceden, me invaden de felicidad. 

Esas cosas que me hacen recordar aquellos momentos de gran intensidad emocional, en los que ni siquiera sabía que era feliz.

Recuerdo odiar por ejemplo, el sabor de aquellas chuches del súper tan malas que mi abuela siempre compraba. Esas chuches que nos daba los domingos por las tardes cuando yo pintaba en folios reciclados, de vete a saber qué cosas, y ella veía pasapalabra mientras tejía aquellos jerséis que tanto picaban, y respondía a la tele en voz alta como si ella misma estuviera en el programa.

Efectivamente. Acabo de comerme una de esas chuches. 

Y oh, dios. 

Cuántos años puede una persona perseguir la felicidad sin saber lo que es hasta que se coma su chuche?

Seguiremos malgastando el tiempo igual que yo divago en este blog. Queriendo hablar de una cosa, empezando por otra, y perdiendome por el camino. 

domingo, 2 de junio de 2019

Puede que ni escribas sobre mí. De hecho es lo más probable. Sin embargo te leo y encuentro fuerzas y recuerdos de un yo que no me da vergüenza.

No podría decirte con exactitud cuantos años han pasado desde aquella noche. Pero me recuerdo perfectamente mientras me alejaba orgullosa de ti, plenamente consciente de que ambos sabíamos que aquellos chicos miraban mi culo de la misma forma que lo hacías tú. Supe que disfrutaste ese momento. Es curioso como acontecieron los hechos siguientes. Todavía soy incapaz de explicarlo.
Creo que sabía que sería algo fugaz y emocionante, y pese a las veces que me negué a que sucediera no me arrepentí.

Todo quedó en ese beso que no pudo repetirse aunque ambos nos muriésemos de las ganas. Y eso resultó ser aún más excitante. El beso perfecto guardado inútilmente en la memoria.
 


martes, 26 de marzo de 2019

Me has dicho que no deje que hoy sea un mal dia. 

Qué gracia me has hecho. 

Nos estamos acercando cada vez más a la perfección, pero esta vez desde el lado opuesto. Perfectos desconocidos, perfectos ex amantes, perfectos ilusos.

Qué estamos haciendo, cariño.

Y tú cómo me quieres? cómo me deseas? por qué? para qué? 

Espero en un futuro poder encontrarme de nuevo cara a cara con mi humano favorito.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Es tan poco lo que te importa que ni siquiera te has dado cuenta de que tus palabras llegan afiladas. Tanto esperar cada minuto del día por algo cuyo final siempre termina en lágrimas.
Y sigo tan aferrada al pasado, tanto. Sé que nunca va a volver, que aquellas promesas se nos han ido quedando por el camino, pero esa idea se viene y se va constantemente. Todo porque necesito pensar que me equivoco. Cuando parece que todo va mejor de repente aparece ese efecto rebote. Qué feliz se tiene que ser cuando todo te importa una mierda. Tu vida brilla. Tienes todo lo que uno puede desear y una idiota que te espera.

domingo, 16 de septiembre de 2018

Tengo el don de esclavizarme con cada palabra que escribo. Pero que me hostiguen si es necesario, porque querida mía, esta intensidad me llena, me está rebosando en la piel. Qué vigoroso parece a veces el sentimiento. Llega y ya nada vuelve a ser igual.