lunes, 12 de marzo de 2012

DO.RE.MI.TÚ.

Tu y yo seguimos aquí, desnudando amaneceres. Inventando nuevas notas, pentagramas de diez líneas, y comenzando la partitura por la clave de Tú, que es más agudo que Mi y que se dibuja con tres cuartos de corazón y media lágrima pendiente de un sí, o de un no que resulte ser un nosotros. Así nos entendemos, porque no somos de sostenidos, ni nos gustan las blancas, esas que duran más pero en el fondo están vacías. Yo prefiero las corcheas, para estar siempre a medias. Para que un día vengas tú a convertir mi nota en la clave musical de tu vida.



Mejor si dejamos de jugar con notas y empezamos a notarnos.

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