
Pero después, tal como ha de ser, llegó el dolor, las ganas de llorar y los malditos recuerdos de días perfectos que ahora solo pueden destruirme más, algún día se desplomará ésta torre. Miro el reloj, y sin escuchar su mísero murmullo, tic tac, logro no pecar de ignorancia, las horas, los minutos, el tiempo siguen pasando, y no hay vuelta atrás, no hay retorno.
Y mientras tú te me escapas, él se acerca más a mi.
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